Allá por 2012, la editorial argentina Bajo la luna comenzó una colección de literatura coreana dirigida por Oliverio Coelho. Esa literatura era casi desconocida en español, recién en la década de 1990 comenzó a traducirse de a poco y en Argentina, excepto un cuento de Mirok Li, publicado en 1935, era completamente inexplorada. En esa colección pionera se publicó La Vegetariana de Han Kang, una autora que publicaba en Corea del Sur sin llamar mucho la atención. Ese libro fue la primera traducción a una lengua occidental de Han Kang. Cuatro años más tarde se tradujo al inglés y ganó el Bker Prize con una polémica traducción libre de Deborah Smith. Gracias a ese premio empezó una era dorada de la traducción coreana en el mundo con Han Kang a la cabeza. Si bien la literatura surcoreana sigue siendo de nicho, hoy podemos encontrar libros de esta procedencia en cualquier librería. Han Kang era la cara visible del fenómeno, el nobel fue una grata sorpresa para todos por su juventud y su corta trayectoria en el ambiente internacional.

La obra de Han Kang trata sobre la violencia. En La vegetariana una mujer decide dejar de comer carne y esa decisión, en apariencia simple, va cortando uno a uno sus lazos con la sociedad y la lleva a la locura. Primero su marido, luego su familia y finalmente todo su entorno, la abandona en una espiral deshumanizante hasta que la protagonista piensa que se transformó en planta. En Actos Humanos, La violencia ya no es más individual y pasa al terreno social. Han Kang narra una de las masacres más violentas de la historia coreana reciente. Durante la dictadura de Chun Doohwan se aisló a la ciudad de Gwanju, de la cual ella es oriunda, y hubo una enorme matanza de civiles. Los hechos solo fueron conocidos internacionalmente gracias a un periodista alemán que pudo escapar del país. En Blanco, una suerte de diario autobiográfico que roza la poesía, la violencia es más íntima ya que se nos narra la perdida de su hermana que murió al nacer. 

El estilo de Han Kang fue una revelación en Occidente, pero podríamos situarla en una tradición literaria muy específica en Corea del Sur. En ese país el canon literario está compuesto mayoritariamente por hombres, recién en el siglo XX las mujeres tuvieron plena libertad para escribir. Sin embargo, hasta la década de 1980 gran parte de la literatura femenina estaba llena de clichés sobre lo que se esperaba de una mujer. Todo eso se rompe con una generación de poetas que puso la violencia y sobre todo la violencia corporal en el centro de la escena. Cho Seungja y Kim Hyesoon transformaron lo femenino en algo grotesco, donde la materialidad más extrema no dejaba lugar a ninguna idealización. Al leer sus poemas, se observan vasos comunicantes con la obra de Han Kang y una forma radicalmente distinta de entender el cuerpo propio.

Toda la obra traducida de Han Kang la edita Penguin Random House en español. Ella es una gran puerta de entrada para la literatura surcoreana contemporánea, pero estamos hablando de un país con una tradición milenaria. En nuestro idioma también podemos conseguir literatura antigua, por ejemplo, en Hwarang Editorial, se publicó La historia de Hong Kiltong. Este título es considerado según algunos académicos, la primera novela escrita en el alfabeto nativo coreano. Hong Kiltong es bandido al estilo de Robin Hood y está en el centro del canon coreano, donde ya se traspasaron las barreras de la literatura para formar parte del imaginario popular y folclórico. Otro gran título de la antigüedad es La guerrera Bang Gwanju. En esta suerte de Mulán a la coreana, una joven se traviste para poder ser política en la corte del reino. Cuando se escribió esta novela, el lugar de la mujer en la esfera pública estaba muy censurado, al punto que las mujeres tenían que salir con velo a la calle. Por otro lado, el modernismo coreano (1910-1945) fue un periodo fundamental para la literatura coreana ya que fue en ese momento cuando los escritores se pusieron en contacto con la cultura occidental, dando lugar a uno de los periodos creativos más interesantes de ese país. En español pueden conseguirse autores de ese periodo como Yi Sang, Na Hyeseok y Park Taewon.

El siglo XXI nos presenta una situación nueva. En la península ya no siguen modas culturales internacionales, sino que ellos mismos las generan. La irrupción de Corea del Sur como un jugador clave en el ámbito cultural mundial pisa fuerte desde el fanatismo que genera su música, su cine que no para de generar clásicos (Bong Joonho fue el primer director extranjero que ganó el Oscar a mejor película) y ahora el Nobel de Han Kang. 

Los que leyeron este relato, opinaron...

Interesante artículo

Gracias. Incentiva para leer e investigar literatura surcoreana.

Es refrescante el Nobel a Han, porque es mujer, por su juventud

y procedencia.

Mirta Yngui

Muy buen informe

Es muy enriquecedor conocer la literatura surcoreana. Me gusta mucho el contenido de La Vegetariana.

Raquel Daniele

La cultura surcoreana

Agradezco este artículo pues me inicia en el conocimiento de una cultura que me interesa.

Cristina

Buena introducción

No conozco la literatura coreana. Gracias por esta introducción y comentario sobre la obra de la ganadora del Nobel

Claudia

Lo que puede un Nobel

Interesante panorama de la literatura surcoreana, prácticamente desconocida por aquí. Es una buena síntesis en lo apretado de un comentario general. Sabemos ahora que es muy antigua, que tiene “clásicos” y vemos el lugar y papel de la mujer en una civilización tan distinta.

Aplaudimos, entonces, la entrega del Nobel a alguien que hace las veces de casi descubridor para buena parte del mundo, de una literatura más para conocer e investigar.

Muy interesante su lectura.

Irma Carbia