“Es como que me hubiesen arrojado en un parque de diversiones”, dice el director general de la Fundación El Libro, Ezequiel Martínez, ante la responsabilidad de estar al frente de uno de los eventos culturales más importantes del país.

Por Alejandro Duchini
El director general de la Fundación El libro, Ezequiel Martínez, hijo del recordado periodista Tomás Eloy, está a mil por hora: es que a minutos de la entrevista que sigue a continuación se inaugura la 49na. Feria del Libro de Buenos Aires, en la Rural de Palermo, del 24 de abril al 12 de mayo. En sus oficinas y pasillos, todo es corridas. Empleados de las editoriales, organizadores y obreros ultiman los detalles. “Esto es enorme”, sonríe Martínez ante Azimut.
Lejos de dejarse llevar por el estrés, parece dominarlo: en ningún momento dejará de sonreír. Es que, dice, disfruta del lugar que ocupa. El mundo de los libros es, para él, como una cuna que lo cobijó desde muy pequeño. Creció con libros, vive entre libros. Y ahora los organiza para este encuentro que ya es una marca cultural argentina y mundial.
“Por suerte trabajo con un equipo de gente que conoce la Feria de pies a cabeza y soluciona las cosas de la mejor manera y lo más rápidamente que se pueda. Hay 500 expositores, y charlas. Muchos cambios”, resume al comienzo de la conversación.
-Decías que esta Feria es enorme. ¿Cuán grande es en comparación con lo poco o mucho que ve el público cuando ingresa?
-Tenemos cinco pabellones repartidos en 45.000 metros cuadrados. Actividades de todo tipo vinculadas a la literatura. Lo que imagines. Con el agregado para este año de un espacio juvenil, con tribuna, literalmente, donde vamos a concentrar a los lectores jóvenes, tal como hacemos con los lectores infantiles. Nos dimos cuenta de que había que separar lo infantil de lo juvenil, por más que hace muchos años que tenemos actividades para jóvenes, pero ya es un público específico que también se mueve a través de las redes: instagramers, tiktokers, los influencers, como les dicen. Entonces creamos un espacio donde van a estar concentradas las actividades para el público joven, que tienen sus propias lecturas, mueven su propio público de sagas y de manga y de novelas con sus propias temáticas. Otra novedad es que la Feria estará llena de pantallas LED en las que se verán las programaciones, los anuncios en tiempo real. Mucha tecnología.
-¿Cuántas Ferias tenés ya encima?
-No son tantas comparadas con la gente del equipo que está hace muchísimos años: esta es mi cuarta Feria como director, no son tantas. Hay gente que tiene treinta ferias o más en su sombrero. El director de operaciones o el director administrativo empezaron como cadetes. A sus 18 años, así que conocen al dedillo esta Feria y están desde los tiempos del Centro Municipal de Exposiciones.
-¿Estar al frente de la Feria es el sueño del pibe?
-Es como que me hubiesen arrojado en un parque de diversiones y no me puedo subir a ningún juego, porque en muchas de las cosas que yo también programo, que me entusiasman como lector o porque me entusiasman los autores, traerlos y qué sé yo, no puedo estar dos minutos para sentarme y escucharlos. Recién después, cuando termina la Feria, me pongo a ver en YouTube lo que grabamos de muchas charlas en las que hubiese querido estar.
-¿Cuánto disfrutás y cuánto te estresás?
-La disfruto, pero me estreso. Disfruto de ver a la gente disfrutar. A los lectores disfrutar. Esa es la mayor alegría que puede causar: ver que la gente disfruta lo planeado y organizado.
-¿Por qué la Feria de Buenos Aires no pierde vigencia?
-Siempre lo pensamos y siempre nos lo preguntamos y siempre la respuesta es la misma: es un misterio. Un misterio ver un público absolutamente heterogéneo desde donde lo mires, desde la edad hasta la condición social. Y también vienen cada vez más jóvenes lectores, y eso es buenísimo. Todo es un misterio, pero funciona.
-¿En algún momento temieron por la situación económica y social que vive el país?
-En este país los cimbronazos económicos siempre están: estamos vacunados como sociedad. Hemos sobrevivido a todo. El año pasado fue complicado, porque las ventas bajaron un promedio de un 30% con respecto al año anterior. Para el sector fue un golpe muy duro. Esperamos que haya un signo de recuperación, un 10% o más con respecto al año pasado. Ya se nota, soy optimista y creo que el sector también está bastante optimista con respecto a que esta Feria va a recuperar, al menos los niveles en cuanto al año pasado.
-Más allá de los lectores, ¿qué significa la Feria para la industria?
-La Feria es el momento del año para la industria editorial. Es el momento en que más libros se venden, es el momento en que los autores y los editores y los libreros y todos tienen mayor visibilidad; es el momento en que salís en los diarios, que nos hacen más entrevistas y más preguntas; es el momento en que el presidente o presidenta de la Fundación El Libro hace los reclamos del sector. Algunos se repiten: yo siempre digo como chiste, pero no tan el chiste, que los discursos serían más cortos si alguno de esos reclamos se resolviera y no habría que reclamar todos los años lo mismo.
-Los chicos leen, ¿no?
-Obvio que sí. Pero no se pueden comparar las épocas. En los años 60, 70, un best seller vendía 100.000 ejemplares. Hoy un best seller vende 10.000, 15.000. Además no existían las plataformas, no existían los celulares, hoy la gente reparte su tiempo de ocio en montones de otras cosas. Nosotros, los adultos, crecimos leyendo libros de papel y también leemos mucho menos de lo que leíamos hace algunas décadas. Pero que no se lee, es mentira. Hoy los chicos se encuentran en redes sociales para intercambiar lecturas, comentar libros, y descubren que hay un universo de otros chicos que son iguales a ellos. Eso amplifica un montón este placer por la lectura y los pone en escena. Por eso tienen tanto éxito los bookfluencers, a quienes hay que darles cabida, porque hablan un mismo lenguaje y comunican el placer por la lectura a través de sus propias vías de comunicación y con su propia manera de entenderse. No podemos desatender eso.
-El año próximo serán 50 Ferias del Libro.
-Si no hubiese sido por la pandemia, ésta sería la 50. La primera fue en 1975. O sea, este año se cumplen los 50 de la primera edición. De hecho, hicimos un libro de los 50 años que esperamos presentarlo hacia los últimos días de la Feria 49. Es un libro que recorre este trayecto de los 50 años de ferias. Y estamos planeando que la 50ma. edición sea una gran celebración. Queremos tirar la casa por la ventana, ojalá se pueda y ojalá lleguemos. Por lo pronto, el que viene será un año de celebraciones.
-¿Cuál fue tu momento más importante en relación a la Feria? Ya sea como directivo, como visitante, como lector…
-Hay un montón de momentos. Pero digo siempre que el acto de inauguración es un momento increíble. Es como el arranque, por más que se empiece con las jornadas profesionales, que son esos tres días previos al inicio oficial. Cada acto de inauguración es como un momento muy especial donde te reencontrás después de un año con todos los editores, nos vemos las caras. Nos reencontramos con los escritores, con los editores, con los libreros. Es el momento en el que toda la comunidad que hace al libro se reencuentra y lo que sigue son estos 21 días de protagonismo del libro. 21 días en los que celebrás y corrés y te estresás y te reís y te enojás: transitás por todos los estados.
-Vuelvo a una pregunta anterior: ¿alguna vez te imaginaste como director de la Fundación El libro?
-Nunca. Pero ni remotamente. Y mirá que vine como lector, como visitante, como periodista, incluso participé de mesas. Pero ni remotamente imaginé que sería el director. Es un orgullo enorme ser su director. Es como un broche a toda mi carrera, incluyendo el periodismo. Supongo que cuando termine mi carrera, la terminaré así, como director de la Feria. No puedo pedirle más a la vida.