Busqued frente al mundo

En mayo de 2019 fui invitado por Mauricio Koch y Pablo Delgado a Bienvenido Bob, el ciclo de lectura que organizaban en Librería Caburé, en el barrio de San Telmo. El cuarteto se completaba con Carlos Busqued, Dolores Reyes –que acababa de publicar Cometierra, cuando el libro no era aún ese súper éxito que terminaría siendo– y Gabriela Baby. Viéndolo con el diario del lunes, yo me sentía el pibe que el domingo suben de la reserva para ocupar un lugar privilegiado en el banco de suplentes y entrar unos minutos.

Cuando fue el turno de Carlitos (porque así se lo llamaba a Busqued aunque no se lo conociera, y porque así le gustaba autodenominarse) sabíamos que iba a ser un espectáculo digno de no perderse. Tengo, todavía, uno de los videos en que lo grabé leyéndose: “Conectado con el exterior por dos túneles de doble sello y un sistema de cámaras que permitían, en una época, ver algunos cuartos de la casa y una panorámica desde la torre del tanque de agua. Las cámaras de arriba funcionaron bien los primeros meses, pero sin mantenimiento fueron apagándose. Las cámaras de seguridad del refugio funcionan bien. Para controlarse, Cherasny se graba y pasa algunas horas mirándose en la televisión y estudiando sus movimientos”.

Contó que se trataba de un proyecto en el que venía trabajando desde hacía rato, que le estaba costando muchísimo darle forma y en el que se mezclaban una serie de temas que, cuando los enumeró, a varios nos resultó imposible contener la risa. Después habló largamente de su extensa y compleja relación con Ricardo Melogno, el protagonista de su Magnetizado

Cuando el evento finalizó salimos a la vereda. En la charla al azar estaban, entre tantos, Selva Almada y Vera Giaconi. En un momento Carlitos dijo algo que no recuerdo, saludó, se colgó el bolsito al hombro y cruzó la calle. Lo vimos irse como quien ve irse a alguien que nunca más va a volver a ver.

Menos de dos años después, en marzo de 2021, fallecía al caer por la escalera del edificio donde vivía, producto de un infarto.

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El texto que Carlitos leyó aquella noche es el capítulo cuatro (“Las cámaras”) de un texto titulado “Interior post rupestre”. Cherasny, el protagonista, lo es también de “Cherasny – tercer embajador de Agartha. Jim Jones en la puerta de tu casa con un mono en la mano”, y ambos forman parte de ese proyecto desbocado al que por entonces no terminaba de encontrarle un norte: “Adolf Hitler sube una colina. Su mirada es la de un predador que camina resuelto hacia el futuro. En la mano derecha sostiene un asta con la bandera de los mártires y viste la camisa parda de los primeros tiempos. El brazo izquierdo se pliega hacia el torso, con el puño cerrado a la altura del corazón apenas corrido para que se vea la cruz de hierro debajo del botón distintivo del NSDAP”.

Se publicaron en el número dos de la Revista Clarice, en el otoño (todo en esta historia parece suceder en otoño) de 2022, como homenaje, pero también como un exorcismo literario, como una muestra de amistad y un modo de hacer el duelo. Es una antología de cerca de sesenta textos que Busqued fue publicando aquí y allá, ordenados con un criterio medianamente cronológico, en las revistas Imagin/Era y Extramuros y en su blog Borderline Carlito, principalmente.

Eso es lo que aclara en el editorial (“Ayer, un año, hoy”), su amigo Nelson Specchia. Nelson y Carlitos se habían conocido en la UTN de Córdoba, donde Busqued estudió ingeniería y luego fue docente. En ese número especial hay fotos, hay escaneos de originales de puño y letra, hay tapas de revistas, hay imágenes de reproducciones de aviones de combate (una de sus grandes pasiones), hay hasta una playlist de Spotify. Tal fue la repercusión que, de digital, Clarice agotó ediciones en su paso al papel.

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No es este lugar el lugar para hablar de esa tremenda novela que es Bajo este sol tremendo (¿a cuántos escritores les ha respondido el mismísimo Herralde diciéndole que es finalista del concurso que lleva su nombre y que le va a publicar su primer libro en Anagrama?), ni de su versión fílmica, ni de esa terrible, desestructurada, inclasificable crónica que es Magnetizado. No: no es este lugar. Si no los han leído, léanlos y después hablamos; si los han leído, vuelvan sobre ellos. Volver a veces es también darse la posibilidad de perderse en el placer.

Así como cada tanto hay que volver a su cuenta de Twitter Un mundo de dolor, hoy resignificada Recuerdos de un mundo de dolor, pináculo del cinismo contemporáneo, oráculo de los tiempos que estaban por venir.

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La última entrada en su blog https://borderlinecarlito.blogspot.com es del sábado 17 de diciembre de 2016 y se trata de un dialogo entre dos personajes acerca de un perro. Imposible no acordarse de Luca Prodan bautizando “Perra” a su perra (quizás se acuerden, está en la canción “Divididos por la felicidad”, la que da título al disco).

-El nombre designa una individualidad. “Perro” es un nombre genérico. Es una elección llamativa.

-Lo encontré de grande, y pensé que ya debía tener un nombre. Me pareció una falta de respeto meterme con eso.

Ahora Blatt & Ríos acaba de editar una selección de posteos de ese blog que van de 2006 a 2009. Hay de todo, incluso escenas que quedaron afuera de la versión definitiva de Bajo este sol tremendo. En la publicación se conjugan las nociones de diario de autor, lo digital, lo íntimo, lo público, lo literario y ese-no-sé-qué que conlleva todo aquello que ataña a lo post mortem.

Busqued parecía no rehusarse a la exposición: el mundo como cloaca, las miserias humanas traslucidas en lo cotidiano. Es que Carlitos se comunicaba como si se le hubieran roto todos los filtros. Vomitaba con el estómago vacío, escupía sin necesidad de abrir la boca, disparaba como un francotirador con los ojos cerrados que igual da en el blanco. Carlitos era, como se gusta de decir hoy, todo lo que está bien. Pero ya lo escribió Vicente Luy en Vicente habla al pueblo: “Lo que está mal está mal. / Pero lo que está bien / también está mal”. No era Carlitos lo que estaba mal: era el mundo. El mundo sigue siendo lo que era, o incluso peor. Carlitos ya no está.

Los que leyeron este relato, opinaron...

Muy bueno Carlito

Es bueno porque todo lo que recuerde a Búsqued es bueno.

Pero nada superará a Búsqued con su increíble novela, que ya quiero volver a leer.

Isabel Menendez