Roswell

“Un final de misión agridulce”, pensó para sí. La información había sido transmitida, pero un leve error de cálculo en la huida lo dejó a merced de la patrulla militar. 

“No utilices nuestra tecnología contra ellos…aún”, le habían dicho. Cumplió las órdenes y se dejó atrapar mansamente esa calurosa tarde de Julio de 1947, en el desolado Nuevo Méjico. Habían pasado tres días desde entonces. Horas de alternancia entre la lobreguez de su celda y lacerantes luces que herían sus pupilas durante los interminables interrogatorios. Ahora, no había parte de su cuerpo que no hubiera sido golpeada, lesionada o quemada en un intento por sonsacarle para quién estaba espiando. 

Se mantuvo en silencio, y al término del tercer día la única cara “amiga” vino a verlo para traerle una magra ración de agua y alimento. 

“Me temo, Jack, que se te acaba el tiempo”, dijo su celador. En efecto, hicieron irrupción tres hombres y fueron sin rodeos al asunto: “El jefe de la base tiene a la firma tu sentencia de muerte por cámara de gas. Se puede evitar si confiesas para qué nación estás espiando”. 

Ni una sola palabra salió de sus labios, partidos y llenos de hematomas. 

“Muy bien, es hora de que empieces a rezar o gastes tus últimos minutos en este mundo como desees”… 

Doce personas estaban sentadas tras el vidrio, mirándolo fijamente, mientras le terminaban de amarrar las muñecas a la silla. Quedó todo dispuesto. La cámara fue cerrada herméticamente. Oyó cómo los pellets de cianuro de potasio caían en la cubeta de ácido sulfúrico, y como el gas letal invadía el ambiente. 

Fue mirando uno a uno a sus doce ejecutores, quienes progresivamente se pusieron nerviosos al comprobar que el gas parecía no surtir efecto. Cuando supo que no quedaban más pellets, rompió con su fuerza alienígena las amarras y ante los gritos de terror de los testigos, destrozó el grueso vidrio que los separaba, permitiendo que la mortal atmósfera acabara con ellos. 

Ahora debía apurarse; se suponía que una nave vendría por él aterrizando esa noche en un lugar cercano llamado Roswell… 

Biografía

Esteban Corio es argentino y cuenta con varios libros publicados, entre ellos: “Marte, la madre patria” (2020) y “Travesía al Pasado” (2021) por KDP Publishing; y “El Futuro de la Humanidad” (2021), “Crimen en Clave Claytrónica” (2022), “Pampa Cósmica” (2023) y “Atlántida Revelada” (2023), publicados por Tinta Libre Editores.
Los que leyeron este relato, opinaron...

No hay ninguna opinión todavía. ¡Escribe una!