Perla es encantadora, de largo y abundante pelo blanco, inquieta, saltarina y cariñosa. Le gusta pasear por las anchas veredas, revolcarse en el pasto y disfrutar el paisaje urbano, apoyada en los hombros de Tao mientras este conduce su bicicleta con Mei a cuestas.
Tao y Mei, son un matrimonio chino muy simpáticos, dueños de un pequeño supermercado en las afueras de la ciudad. Hoy, como todos los días al llegar, se instalaron cada uno en su lugar de trabajo, mientras Perla se acomodó también en su iglú para perros e inmediatamente se puso a dormir, algo que le gusta mucho.
Todo transcurre en una diaria calma pueblerina, cuando de pronto aparece un pequeño roedor llevando en su boca un trozo de queso, Perla despierta bruscamente ladrando y comienza a correr al ratón que huye presuroso entre bolsas, góndolas y muebles, por querer atraparlo, destruye cuanto encuentra a su paso, ante la sorpresa y las risas de los pocos clientes que están aquí. Los gritos desesperados de los chinos emitiendo palabras que solo ellos entienden, componen un dantesco espectáculo digno de ser filmado.
Perla no logró atrapar al ratoncito y con sus orejas bajas, vuelve a su iglú resignada, mientras observa de reojo a sus dueños muy enojados, tratando de acomodar y restablecer orden en el lugar y repitiendo todas esas palabras que ella si conoce bien.
*Cuento infantil.
