A mamá
Una tarde
me bañaste en eucalipto
el agua estaba tibia
mi cuerpo era blando
color barro
tus ojos lo miraban
como queriendo retenerlo
–Ojalá te quedaras así –pensabas–
y adentro tuyo crecía otra semilla
vos no sabías
aquella tarde tus ojos eran solo míos
abuela aún cantaba en el patio
Papá ordeñaba en la Libertad
y San Jacinto era la casa abrigo
el hogar de nísperos y mangos caídos
***
A papá
La primera semilla
son los recuerdos bajo la mata de nísperos
el humo del café en los pocillos de peltre
y los mangos
fruta estripada contra la tierra
vos los recogías dando gritos
–Cómo puede ser que la gente deje podrir estos mangos,
allá lejos ni saben qué es
allá lejos los niños no tienen que comer y aquí hay puro mango estropea’o–
decías
con las manos embarradas de pulpa amarilla
la voz de papá la recuerdo transparente como el agua
y lloro nada más al decir papá
papá haciéndome cosquillas a las cinco de la mañana
papá mostrándome poemas escritos en servilletas
Él no sabía que eran poemas
Yo ahora lo sé
Si para otros fue Rimbaud
Pizarnik Bolaño Woolf
para mi es papá
mi primera semilla
el primer recuerdo de la palabra hecha verbo
el verso recitado para la enamorada
los girasoles en las manos cada tres de agosto
el cordón umbilical guardado en gasas
el guardián de la casa
la primera voz de mi hogar
***
Yo no conocía el silencio hasta que escuché tu voz
Vos que todo lo ocupas
no eres capaz de mirarme
Ven, mírame
Te he dicho que me mires
he venido por ti
por la profundidad de tu ojo.
Tus ojos que son pura lágrima
los veo y parece que toda el agua del río los habitara
yo río
vos ojo
somos el mismo silencio
***
Mis pantaletas se caen y usted no está para recogerlas
Mis tetas se endurecen y usted no está para morderlas
Mi vientre se reduce
y usted
no está para abrazarlo
Los días se van con el tiempo en la mochila y maldigo las horas ausentes de un nosotros
me encuentro perdida
caminante por calles que me atraviesan de lluvia y humedad
y mis palabras lo reclaman
Mis ojos se encharcan y sus pies no vienen a bailar con ellos
de nuevo sola, sin un llamado, sin una voz
Baires hermoso Baires inmenso
Ciudad sin vos
tranquilidad pobre de la pasión de su cuerpo
Usted no está
se me escapó una noche
con su orgullo, con su pálido aeropuerto, con un fuerte apretón a mis mejillas.
Desde aquel día,
adiós.
A usted.
A mí con sus sueños,
A mi misma.
***
que este silencio de muerte también te sacuda la noche
que el puñal de la ausencia
nos atraviese a los dos